Bienaventurados los que no viajan jamás
y los que apenas sienten deseos de conocer países remotos,
ya que ellos gozarán de una vida apacible y llena de regocijo.Bienaventurados también los amantes de los viajes
que en sus períodos vacacionales recorren brevemente diversos lugares del planeta,
pues ello les aportará enseñanzas enriquecedoras y les colmará de experiencias dichosas.Pero ¡ay de aquellos que han osado emprender el Camino del Viajero!
Porque ello no les dejará ni un momento de quietud
y les substraerá de los demás intereses de este mundo;
se afanarán únicamente por intentar satisfacer en vano su insaciable pasión por los viajes
y nunca considerarán haber viajado lo suficiente.A esas almas vagabundas sólo les aguarda desasosiego
e infinita ansiedad por aprender sin cesar sobre todos los rincones de la Tierra,
sobre la naturaleza de los seres que la pueblan,
y sobre el significado de su propia existencia.Jorge Sánchez