Aunque ya supongo que cualquiera que venga a Myanmar, y concretamente a Mandalay, tiene pensado visitar este puente de teca. Estas cuatro líneas, tendrían que servir para convencer a algún indeciso, si lo hay, o si tiene dudas sobre a que hora irá. Os describiré lo que vivimos, para sacar cualquier pequeña duda de vuestra cabeza, e intentar demostrar que realmente vale la pena.
Nosotros fuimos en taxi desde Mandalay, aunque también se puede ir en bici en una hora y media más o menos. El precio, como siempre inversamente proporcional a lo duro que negocies. En el puente no tuvimos que pagar entrada para cruzarlo.
Llegamos al puente sobre las tres de la tarde, creo que a una hora perfecta en diciembre, ya que el sol no aprieta demasiado, y aún no ha empezado a decaer. Así se puede disfrutar completamente del puente, y de la vida que hay en él a plena luz del día.
Lo ideal? Pues sencillamente pasear por encima del puente de un extremo al otro, y disfrutar de las vistas, pero sobretodo lo que pasa por encima de él. Monjes cruzando el puente, niños que van a casa volviendo de la escuela, turistas evidentemente de todas las nacionalidades, vendedores de todo y de nada, o adivinos que te leen la fortuna…
Y además, vistas al lago, donde unos cuantos pescadores dentro del agua, intentan conseguir alguna presa para comer o vender.
Poco a poco, mientras paseas o te sientas en un banco a ver la vida pasar, el sol va decayendo y llega la hora de buscar una posición privilegiada dónde contemplar una puesta de sol, que refleje y aumente con sus colores y sombras, la belleza de este rincón del mundo.
En nuestra opinión, los mejores sitios ubicarse, serian o navegando en una de las barcas, o sino desde una islita en la parte central, donde se puede ver como el sol se esconde detrás del puente, y te permite visualizar a las personas que lo cruzan, como siluetas oscuras encima de él, i todo el cielo de un color amarillento o naranja precioso que hace de fondo perfecto.
Realmente, la puesta de sol con el puente de U Bein delante, ofrece unas vistas preciosas y unas posibilidades fotográficas excepcionales. Sencillamente, sólo necesitarás un ratito, calma para encontrar tu lugar, y empezar a disparar la cámara, mientras la vida pasa en el puente, lenta, al ritmo del caminar de los monjes que lo cruzan.